El visitante podrá observar las diversas facetas del trabajo que Brehme desarrolló en nuestro país, desde la fotografía de paisaje, que retrata la belleza natural de México, hasta la de arquitectura de las ciudades y pueblos; o las escenas de la vida cotidiana, sin dejar de lado la fotografía de escenas de la Revolución Mexicana, la cual fungió como testigo de hechos que trascendieron en la historia de México. Lo distinguía, sin duda alguna, su visión de conjunto, pues dio la misma importancia al paisaje como a las personas, ciudades o monumentos que retrataba.
Hugo Brehme nació en la ciudad alemana de Eisenach en 1882. Se inició en la fotografía desde muy temprana edad, hizo sus estudios en Erfurt y al concluirlos en 1900, se embarcó hacia las colonias alemanas en África para adquirir la experiencia que necesitaba. En 1905 llegó al puerto de Veracruz, en donde comenzó su trabajo fotográfico en México con imágenes de hermosos paisajes, que nos llevan de la mano por diferentes escenarios naturales.
A través de sus encuadres, la composición y los primeros y segundos planos, implantó un sentido artístico sin igual en la fotografía de arquitectura, donde todos los elementos se conjugaban para demostrar la particular característica de las construcciones mexicanas, en donde la fusión del pasado y el presente imprimieron un nuevo sentido a las ciudades y pueblos; en muchas ocasiones, esta visión también incluía como marco un paisaje que nos recuerda que a pesar de que la mano del hombre se encuentra inmersa en las creaciones arquitectónicas, la naturaleza adorna de forma natural a las mismas.
Brehme se instaló en la Ciudad de México hacia 1908, abrió su primer estudio fotográfico en 1910, año en el que inició la gesta revolucionaria que le daría la oportunidad de desarrollar sus habilidades a través de un trabajo documental muy importante. Durante este periodo, a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos que realizaban fotoperiodismo, Hugo Brehme desarrolló esta rama de la fotografía a través de imágenes que retrataban de manera puntual la situación política y social que vivía México, pero bajo un lente más neutral y artístico, pues en sus fotografías se muestran escenas bien balanceadas y estructuradas, muy difíciles de conseguir entre las batallas. En su trabajo durante la Revolución podemos observar retratos de líderes como Zapata o Villa, así como escenas antes, durante o después de los combates, además de capturar momentos de la vida cotidiana de las tropas revolucionarias; sin dejar de lado la presencia extranjera en Veracruz en 1914, derivada de la coyuntura que atravesaba el país en aquél entonces.
Fue uno de los responsables de la creación del imaginario nacionalista, ya que a través de sus fotografías de escenas de la vida diaria, podemos observar el lado positivo de México; Brehme no se preocupó por retratar las problemáticas que aquejaban a los mexicanos de la época, más bien se ocupó por mostrar la otra cara de la moneda y dejó plasmado aquel México en el que su gente, sus costumbres y sus tradiciones hacían un país armonioso, que iba de la mano con el proyecto postrevolucionario que se implementó una vez terminada la guerra.
Considerado como el primer fotógrafo moderno de México, y el último representante de una vieja guardia, con mirada aún del siglo XIX, Hugo Brehme se convirtió en el maestro de un joven discípulo que llegó a su estudio en la Ciudad de México y que lo acompañó en sus excursiones fotográficas los primeros años de la década de los veinte: Manuel Álvarez Bravo.
Brehme se hizo acreedor del Gran Premio, en 1929, por sus fotografías exhibidas en la Feria Internacional de Sevilla. En 1923, publicó un libro fotográfico bajo el título México pintoresco. La calidad de su trabajo se refleja tanto en la técnica: tipo de lente y cámara que utilizaba, medición de la luz y exposición, selección de película y preparación de la emulsión, como en el aspecto artístico: encuadre, elementos de la composición, primeros y segundos planos, punto focal, así como en la impresión de sus fotografías; utilizaba papeles de gran calidad, como el plata/gelatina en el que imprimía las imágenes directamente del negativo en tonos sepia o en blanco y negro con acabados brillantes o mates.
Además de ser un gran visionario en el arte de la fotografía, Brehme también se destacó en la innovación de la publicidad y la mejora de sus productos, introdujo en México las postales navideñas y folletos turísticos de recuerdo; sus fotografías contribuyeron también al desarrollo del turismo extranjero en el país, ya que sus imágenes impresas llegaban a todo el mundo y su trabajo era publicado en diversas revistas nacionales e internacionales, entre ellas National Geographic.
En 1954 Hugo Brehme adquirió la nacionalidad mexicana, mismo año en el que murió a la edad de 72 años. La obra de este fotógrafo es de gran relevancia en nuestro país, porque además de la introducción de innovaciones técnicas y artísticas en la fotografía nacional, también aportó un gran testimonio sobre las transformaciones políticas, sociales, arquitectónicas y turísticas de México; su trabajo forma parte de nuestra memoria histórica porque contribuyó en gran medida a construir el imaginario nacional grabado hasta nuestros días.
A partir del martes 9 de diciembre, 19:00 hrs
Vino de honor en la inauguración
Entrada libre
Casa del Mayorazgo de la Canal
Calle Canal 4, Col. Centro
San Miguel de Allende, Guanajuato