Miguel Covarrubias (Ciudad de México, 1904-1957) fue el artista mexicano más polifacético del siglo XX. Su enorme talento plástico, el interés por entender el lugar que ocupa el arte en el mundo moderno, el empleo sistemático de medios y materiales industriales en su excepcional obra editorial, su participación central en proyectos antropológicos, arqueológicos, museológicos y de teatro y danza, así como su indeclinable sentido del humor, son los signos de una inteligencia que lo acompañó en cada uno de los capítulos de su vida. En la época posrevolucionaria, en la que un nacionalismo envolvente dominaba la cultura y la educación en México, Covarrubias supo mirar en profundidad a su país, pero también intentó comprender en forma abierta un mundo que se desplegaba más allá de los límites físicos y culturales de su territorio.
Después de un periodo formativo en la prensa nacional —desapegado de todo academicismo—, en 1923 llegó a Nueva York, la metrópoli en la que renovó la morfología de la caricatura-dibujo, por medio del empleo de líneas estilizadas, ondulaciones audaces y combinaciones geométricas, con una gran economía de trazos, y en la que concentró los rasgos de una vasta tipología de personajes que conformaban la sociedad estadounidense de la época. Sus retratos contribuyeron al reconocimiento de la imagen del movimiento New Negro, en el llamado Renacimiento de Harlem (Harlem Renaissance). A partir de 1930, se internó en la geografía del Pacífico y en la isla de Bali y realizó una de las labores etnográficas más luminosas de la época. Es allí donde estudió con afán el sentido ritual de las manifestaciones artísticas y religiosas de las comunidades locales, como testimonios de la condición humana.
A su regreso a México a finales de la década de 1930, convertido en uno de los ilustradores editoriales más notables del mundo, orientó su vitalidad creativa hacia la investigación del arte indígena y la arqueología, así como a la docencia, la museología y las artes escénicas. La agudeza intelectual que lo caracterizó, lo llevó a contribuir al conocimiento del arte prehispánico, con especial énfasis en la cultura olmeca, e hizo aportaciones sobre su origen e influencias en el orbe mesoamericano que han sido el cimiento de numerosas investigaciones. Esta exposición ofrece un panorama general de las diversas facetas creativas en que incursionó, con el propósito de reconocer el lugar central que debe ocupar en la historia del arte mexicano y más allá. Miguel Covarrubias fue un artista cosmopolita que no quiso ver en las fronteras el límite de lo humano.
Miguel Covarrubias Duclaud (Ciudad de México, 1904-1957) nació hacia el final del Porfiriato, en una familia de clase media alta. Su padre, José Covarrubias Acosta, era un ingeniero civil muy respetado entre científicos e intelectuales de la época. Durante el gobierno de Madero, fue director de Correos y, en 1920, Venustiano Carranza lo nombró director de la Lotería Nacional. Su afición por la pintura lo llevó a enseñarle a dibujar a su hijo Miguel, quien desde temprana edad dio cuenta de una gran destreza. Covarrubias era un alumno rebelde. A los catorce años dio por terminada su educación formal y comenzó a trabajar como delineante de mapas en la Secretaría de Comunicaciones y luego en redacciones periodísticas; de ahí surgió el mote de “Chamaco”. Su inclinación por la bohemia en las calles del Centro de la ciudad, lo llevó a vincularse con artistas como Ernesto García Cabral, el Dr. Atl (Gerardo Murillo), José Clemente Orozco y Diego Rivera. Algunas de sus primeras colaboraciones gráficas en la prensa son un ejemplo formidable de la soltura de trazo y de una incisiva agudeza visual. De esa época, destaca su colaboración con Adolfo Best Maugard para ilustrar el Método de dibujo (1923), un libro dedicado a la enseñanza elemental del dibujo a partir del uso de motivos tomados del arte antiguo.
Dirección general y proyecto museográfico
Cándida Fernández de Calderón
Curaduría
Sergio Raúl Arroyo
Anahí Luna Velasco
Coordinación de la exposición
Leticia Gámez Ludgar
María Itzel Brito Barrera
José María Lorenzo Macías
Coordinación del montaje
María Estela Duarte
Diego Flores Olmedo
Coordinación desarrollo académico y difusión
Juan Carlos Almaguer Meléndez
Yadira I. Vázquez Jiménez
Erika Hernández Garduño
Andrea Behar Bustos
Coordinación editorial
Carlos Monroy Valentino
Gerardo Rivera Cuervo
José Octavio Herman Cortés
Coordinación servicios educativos
Javier Ramírez Mancera
Claudia Caloca Hernández
Conservación de la obra
Marina Straulino Muños de Cote
Gestión de seguros
Karla V. Solache Guadarrama
Montaje de obra
José Monserrat Barbosa Méndez
Adrián Ochoa Martínez
Luis Zamora Pérez
Mobiliario museográfico
La Mano Diseño
Emreytza
Enmarcado
Fábrica de Marcos Josali
Iluminación
Roberto Díaz
Transportación
Córdova Plaza
Contenido audiovisual
Maizz visual
Focal Arts
Gráfica y soportes
Quadrante Plástico
Hugo Dominguez Pichardo